El comienzo del curso
2015-2016 de la Universidad de León se ha visto salpicado por las noticias de
los incidentes derivados de las denominadas jornadas de integración, como se
llaman ahora, o fiestas de novatos.
Varios jóvenes ingresados
en el Hospital Universitario de León, curiosa paradoja en el nombre, por comas etílicos, comunicados de repulsa y
condena de unos, excusas y aclaraciones
de otros han ensombrecido las ceremonias de inicio de curso, la visita del
Presidente de la Comunidad Autónoma y los cantos del Gaudeamus Igitur.
Podrían parecer hechos
inevitables: unas copas de más en jóvenes no acostumbrados; fiestas espontáneas
para conocer a los nuevos compañeros…Todo puede explicarse e incluso
defenderse. Lo que no parece correcto es que hechos como estos sucedan en el
Campus Universitario, en sus calles y aparcamientos, en sus jardines y zonas de
esparcimiento. Como bien dice un exitoso monologuista de origen leonés, estamos
confundiendo a los jóvenes: encuentran libros en los bares y pubs, y alcohol en los centros universitarios…
Pero, ¿se pueden evitar
estos incidentes? Al menos creo que se pueden prever a la vez que planificar
medidas de prevención, disuasión y control. Es preciso recordar que este tipo
de hechos se suceden de forma periódica, con mayor o menor gravedad, a medida
que los alumnos festejan los distintos patrones de sus centros.
El recinto del Campus Universitario de Vegazana, aunque está incluido en el entramado vial y urbano
del resto de la ciudad, tiene una personalidad propia, con vías de entrada y
salida claramente identificables, calles y zonas de esparcimiento propias y
toda una red de servicios e instalaciones características de los centros de
educación e investigación.
La Universidad cuenta con
un servicio de seguridad privada que vela por la integridad de edificios e
instalaciones.
No sería preciso un
servicio de información e inteligencia avanzado para tener conocimiento previo
de este tipo de fiestas y celebraciones. Por tanto, ¿Qué se puede hacer al
respecto?
En cuatro puntos
concretos:
o Hacer un seguimiento periódico de la planificación de actos
de todo tipo programados por los distintos estamentos universitarios dentro del
campus. En este caso estudiantes, delegaciones y asociaciones.
o Detectar las posibles situaciones de riesgo, evaluando su
índice de peligrosidad y posibles consecuencias.
o Establecer las medidas necesarias, informando de las
obligaciones legales a los promotores y organizadores, para que las distintas
normativas se cumplan.
o Coordinar en caso necesario un dispositivo de seguridad en el
que podrían intervenir, en función de la magnitud del acontecimiento, las
distintas fuerzas y cuerpos de seguridad, los servicios de emergencia
sanitaria, voluntarios de protección civil e, incluso, el servicio de seguridad
privada de la institución.
o
Incluir estas medidas en el Plan de Seguridad Integral de la Universidad.
No esperemos a la próxima
fiesta universitaria, fiesta de veterinaria el 23 de octubre, para lamentarnos
de nuevo y poner manos a la obra.
Marcos Alvarez
Director de Seguridad